Hacer pasta en casa es extremadamente fácil y si además tienes una amasadora y una máquina para pasta la harás todos los días.

Pon la harina y los huevos en la amasadora a velocidad mínima hasta que se forme una masa homogénea y lisa. Si no tienes amasadora no te preocupes porque también puedes hacerla a mano. Pon la harina sobre la mesa formando un volcán y echa los huevos en el centro. Integra poco a poco los huevos en la harina con una cuchara y cuando empiece a endurecer la masa comienza a amasar con las manos. La mezcla adquiere un tono anaranjado precioso, ya lo verás.

Ahora coge una bolita de masa del tamaño de tu palma y estírala con rodillo hasta hacerla muy fina, tanto que casi puedas ver tu mano por debajo. Estirándola así podrás hacer placas de lasaña o enrollarla y cortarla en tiras para hacer tallarines, por ejemplo. Si tienes una máquina para hacer pasta deberás pasar la masa una y otra vez desde el número más alto al menor hasta conseguir el grosor deseado. No olvides añadir suficiente harina cada vez que la estires para que no se pegue a la mesa o la máquina.

Para hacer lasagna podrás usar las placas sin cocer porque se harán en el horno, pero para los tallarines serán suficientes un par de minutos en agua hirviendo. Disfrutarás de una pasta maravillosa y si quieres puedes hacer mucha y congelarla o secarla para disfrutar de un plato de pasta único y hecho por ti siempre que quieras.