Pica la cebolleta y el ajo muy, muy pequeños y el pan también en trocitos casi del mismo tamaño. Corta el perejil rudamente con los dedos y añádelo todo a la carne picada junto con el huevo, la sal y la pimienta. Es hora de mancharse las manos! Mézclalo todo bien para que la carne coja todos los sabores y que cuando se cocine lentamente impregne de ellos al calabacín.

Clava un cuchillo en el calabacín un par de centímetros y haz una incisión en diagonal a lo largo de toda la verdura. Ahora haz exactamente el mismo corte pero al otro lado, uniéndolos por el arista como si quisieses sacar un triángulo. Obtendrás una pieza alargada con forma triangular que reservaremos. Es hora de vaciar el calabacín por dentro. Con una cuchara saca un poco de la pulpa del calabacín para poder rellenarlo con la carne. Rellénalos y usa el trozo de calabacín que cortaste como tapa.

Colócalos en una olla con un poco de aceite, un vaso de agua y unas hebras de azafrán. Tápalos y déjalos cocer a fuego medio durante 30 minutos. Cuando pase la media hora pínchalos para asegurarte de que estén tiernos.